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viernes, 18 de marzo de 2011

Días malos.

Hay días que me quiero morir o desaparecer, que siento que todo se ha ido a la mierda, que ya nada puede ir peor. Días, en lo que tengo el corazón en un puño o simplemente destrozado, en los que pienso si se podrá rifar mi vida en una subasta, porque seguro que cualquiera la cuidara mejor, ya que al parecer no hacen más que jodermela.
Me dicen que no me preocupe que todo saldra bien, que no pierda mi tiempo en llorar por cosas que no valen la pena, que no borre mi sonrisa por nada ni nadie, jáh, ingenuos, como si fuera tan fácil.Siento como que voy a explotar, que no puedo más, todo esto me supera y parece que nada tiene punto y final que nunca se va a acabar. Ahí es cuando te derrumbas y no haces otra que no sea llorar, encerrarte en ti misma y en pensar lo desgraciada y patetica que es tu vida. Es que me duelen tanto los ojos de tanto llorar, que quizá sea por eso por lo que ya no veo si esto merece la pena para que me haga tanto daño, pero es inevitable estar mal.
Me siento tan imbecil y estúpida.
La verdad es que siempre caemos con las cosas más tontas, las cosas que sabemos que van a acabar mal y te van a hacer daño, pero caemos. Será por la tentación que tenemos de conseguir lo prohibído o lo inalcanzable.
Con el tiempo me he dado cuenta que la vida se trata de una especie de juego muy raro, en el que tienes que ganar o perder y cuando pierdes lo sueles perder todo, por lo menos en el momento, luego vas recuperando cosas pero cuesta mucho recuperarlas y será que nos ciega la ambición de querer tenerlo todo, pero yo por suerte ya me he dado cuenta, en esta vida no se puede tener todo y mucho menos exigir. En definitiva el ser humano es avaricioso, egoista e insaciable siempre querrá más por mucho que le hayas dado.
Esos días cierro los ojos, respiro hondo y pienso que ya ha pasado lo peor, o no.


Yo.. solo quiero ser feliz.

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